Noviembre.
Me acompañas en el baile de los sueños, como pareja, y me coges de la mano. He dormido sobre tu pecho unas horas y al despertarme seguías ahí. Jamás me has mirado mientras dormía, prefieres descubrirme recién levantada. Tengo el pelo alborotado, y el alma también. Me han dicho que no eres el amor de mi vida e insisto en decirles
que eres la vida
que me da el amor
que me hace feliz
ahora mismo.
¿Acaso hay algo más bonito que descubrir dos respiraciones jugando al mismo compás?
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