El ciclo.
Está ocurriendo.
Más
allá de los poros de la piel,
entre
gusanos y tierra húmeda,
me
muevo con aparente agilidad.
He
emprendido mi viaje hacia la superficie
y
dicen que la primera bocanada de aire
es
la que te devuelve a la vida
y
la dignidad.
Y
me imagino a un muerto resucitando,
hinchando
de nuevo sus pulmones,
arrastrando
el polvo,
construyendo
el alma,
respirando
hondo.
Con
la diferencia de que yo no estoy muerta,
solo
me enterraron viva.
He
conseguido romper mi ataúd
pero
me duelen los nudillos de golpear tan fuerte.
Ahora
escavo con mis propias manos el túnel que,
según
dicen,
me
permitirá decir que he resurgido,
pero
conforme avanzo
la
tierra no cesa de caer.
Ha
comenzado el ciclo.
La
flor,
A
pesar de todo,
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