Si tu quieres, te hiero.

 El precedente.

Tu perfume desbordándolo todo,

sin permiso y con alevosía.

Tú, mirándome o devorándome.

Juraría que ambas suenan a gloria. 

Juraría que hace unos segundos existía

lo conocido como distancia de seguridad

entre tú y yo.

 

Has agarrado mi mano

y la música ha dejado de sonar a mi alrededor.

Mi vulnerabilidad te hace fuerte

y no puedo evitar tener la sensación

de ser el borrador

de un escritor

que mañana se arrepentirá de habernos creado.

 

Pero llega el silencio.

El silencio previo a.

Y el “no” que nadie pronuncia,

porque hace tiempo que ambos sentimos que sí.

 

La razón ha dejado de dar órdenes

porque el corazón no quiere escuchar.

Hoy no quiere ser juzgado,

no quiere verse obligado

a decir que no.

 

Hoy no.

 

Y llegan.

Los maravillosos segundos

en los que se pierde la noción del tiempo

y los ojos se encuentran.

Nuestros labios encajan a la perfección,

como un puzzle que empieza a cobrar sentido

con mi miedo convertido, al fin, en convicción.

 

Serpenteas por fin,

entre mi piel de gallina

y mi alma erizada

- entre otras cosas -.

Tus dedos se deslizan por mi cara,

artesanos en esto del “arte del desamar”.

 

 Y sucede.

Mi lengua empujando tus ganas. 

Tus ganas abriendo mi jaula de par en par.

Yo desabrochándote la vida.

Parece que hayas estudiado durante mil días

el mapa de mis recovecos.

Sabes dónde me escondo y me buscas.

Rápido, casi frenético. 

Porque nos sobran las horas 

pero las ganas le ganan al tiempo.

 

Quién sabe si somos el eco

de lo que quisimos ser con otras personas

pero jamás conseguimos.

 

Atrapo tu cadera entre mis piernas para que no te escapes,

ellas son un monumento donde podrás rezar a partir de ahora.

Suspiras, 

me miras 

y para mí eso es suficiente.

 

La 

luz 

siempre 

encendida.

Para aprenderte de memoria

por si mañana decides no estar.

O decido no estar.

 

Porque.

 

Has despertado a mis mariposas 

y sé que el voleteo 

va a causarnos estragos. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Noviembre.

Aquiescencia.

Apatía indiscriminada.